martes, 13 de mayo de 2008
Recoger las cosas que los demás no quieren
Mis padres, como los de todos, procuraron darme una educación exquisita. Fomentaron la lectura casi antes de aprender a hacer la lazada de la zapatilla. Las buenas maneras, el escuchar a la gente, interesándonos por la cultura en general. Supieron comprarnos los cuentos (que luego comics, que luego libros con dibujos, que luego libros) que más nos influyeron. Y todo ello sin hacer de nuestra infancia algo aburrido.
Nuestro ejemplar del Principito.
Las pelotas de todas clases que se pudieron permitir.
Y, principalmente, no decir palabrotas.
Se cuidaban muy mucho de que no dijéramos palabrotas ni de decirlas ellos.
PERO hubo dos excepciones. La primera vez que mi padre dijo "¡Este niño es thónto!" (con hache intercalada de cuando te sale del alma) fue cuando jugaba con un juguete en la mesa encima de un plato de lentejas.
- Nadie, deja eso
- Nadie que al final lo vas a tirar
- ¡NADIE, PARA!
- ¡¡NADIE!!
El juguete cayó en las lentejas, hice un estupendo batido de lentejas con plastiquitos en la ropa de todos los sentados a la mesa, y mi padre soltó un sonoro:
- ¡¡¡ ESTE NIÑO ES THÓN-TO !!!
Bien ganado.
Y, la segunda, vino con la pregunta tan manida de "¿Qué quieres ser de mayor?". Delante de todos los invitados, en esa época en que todos los niños son una monada, y riquísimos, y cualquier cosa que digan hace que los mayores se partan de risa, y que nos miran como si fueran a achucharnos hasta redonderanos las aristas... bueno, pues en ese contexto me preguntó mi papá que qué quería ser de mayor. Y yo, convencidísimo, dije:
- ¡BASURERO!
- ¡¡¡ ESTE NIÑO ES GILIPOLLAS!!!
Inciso. No es que mi padre considere en ningún caso ese trabajo como indigno. Al revés. Hay precedentes familiares.. Simplemente, creo que quería una respuesta con más glamour, tipo futbolista o astronauta.
Pero es que no me entendían.
Yo veía pasar a mi basurero cada noche. Se bajaba del camión, se acercaba a los cubos, los lanzaba calle abajo dirección al camión-máquina-devoradora-de-cosas. Y ese engendro del demonio los levantaba hasta tres metros de altura, los volcaba y los volvía a vaciar en el suelo. Y entonces (y este es el mayor motivo de mi fascinación), el camión arrancaba, el basurero corría tras él y se subía de un salto al pescante exterior, como los de los coches de gangsters de los años 30 en Chicago. Y el basurero cerraba los ojos, con el viento en la cara, y se alejaba hacia la noche difuminado por la luz de las farolas.
Y eso quería ser de mayor.
Pero me quede en Don Nadie.
Cierro los ojos a menudo.
Saco la cabeza por la ventanilla.
Me place el viento en la cara y la luz anaranjada de las farolas.
Pero no sé subirme en marcha a los camiones ni recoger las cosas que los demás no quieren...
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4 comentarios:
Cuando yo era pequeño había unos cubos,de esos negros,antiguos, viejísimos, sin tapa,subidos en un carro de chapa verde que,José,-el conserje-, se llevaba cada noche cuando los niños jugabamos en la calle frente a una bola luminosa con un nº 23 pintado.
Llegaba Jose y todos olvidabamos nuestros juegos y corriamos tras el gritando y riendo estupidamente para probocar que nos llamara:
-!Pirata!
Esto servia para que le persiguieramos con más enfasis gritando como loros absurdos: Pirata, Pirata...
La cuestion es que en cuanto se marchaba dejando los cubos vacíos
el gran éxito era jugar con el carro de la basura a "Los basureros de Los Angeles" (no se a quien se le ocurriria el nombre pero en esa época todo lo interesante y fascinante sucedía en L.A)
Probablemente haya sido cuando mejor lo he pasado y no me acordaba hasta leer esto Don Nadie.
Gracias por hacerme recordar!!
Un abrazo muy grande!
uysss!provocar...
Bienvenido, Azrael Morrison.
Yo creo que lo de Basureros de Los Ángeles debió venir de algún papá aficionado a Les Luthiers.
Cuando cantan "La tanda", hace alusión a ellos... lo que ocurre es que queda oscurecida por aquella maravilla intemporal que es la canción de La polilla... ya saben, eso de:
Pooooolillas que volando aparecen, Nopol, Nopol, Nopol, Nopol...
las fortalece.
Aplique Nopol donde hay polillas,
Nopol, Nopol, Nopol, Nopol...
engooordan y crecen.
Un abrazo.-
lindo texto, se siente el viento en la cara...
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