domingo, 29 de junio de 2008
Mujer valiente
Sé que tienes miedos, amor.
Que temes el anochecer como a la ruptura de ala de un ave.
Que desesperas con la oscuridad como dos amigos niños que discuten.
Que te adentras en la periferia del desamparo y te pierdes, pequeña, pequeñita, minúscula letra muda en el abecedario del dolor.
Sé que te guardas de los monstruos tras las sábanas.
Que te cuidas del susto acariciando el tejido de una prenda cualquiera.
Que quisieras abrirte de párpados y sentir el aroma de una infancia linda.
Elegir no crecer.
No rasguñarte la pata debajo de la puerta del lobo.
Silbarme, por si ya voy.
Sé que llega la noche y abaratas el precio de tus miserias.
Ese genio digno, esa pólvora pequeña que te impregna
se empapa de manantiales perdidos y se te hace nudo la vida.
Entonces te rehaces y descubres el embozo de la cama
como si aquello no fuera una metáfora de la amargura y
te abrazas a la almohada
y repasas algunas cosas del día sin importancia.
Te encomiendas a literaturas de presencia efímera, y
lees o escuchas a Satie o desmenuzas un sudoku.
Para dormirte crees en el milagro de los días.
Y quieres pensar en el calorcito de mi mano.
Y en mi manera de descubrirte justamente las heridas y cambiarle la gasa de ternura.
Y así hasta mañana, que empezarás tu día anónima,
sin escribas que glosen en sus crónicas
que allí se mueve la mujer valiente,
esa que salva cada noche a la patria humana
de su ración inevitable de vergüenza.
jueves, 26 de junio de 2008
¿me das fuego?
mi vida? es como ir al cuerno, volver y no haberme enterado.
¿me das fuego? continúo. mi mujer me dejó hace diez años porque la engañaba con otra. la otra también me dejó por mujeriego, y ahora me veo sin nadie que me lave los calzoncillos. me pido una copa, vale? perdona, ¿me pones un torres diez en copa grande? mis hijas ya no me hablan porque dicen que soy un perdido, aunque la pequeña pasa a escondidas de su madre por casa a prepararme algún que otro cocido, y pasar un poco el mocho. ¿te importa que eche esta calderilla al tragaperras mientras hablamos? es que es un vicio. total que ahora busco novia, que me quiera y esas cosas, sabes?.....te vas? a la farmacia? ah vale, te espero aquí en la máquina. antes de que te vayas, ¿me das fuego?
¿me das fuego? continúo. mi mujer me dejó hace diez años porque la engañaba con otra. la otra también me dejó por mujeriego, y ahora me veo sin nadie que me lave los calzoncillos. me pido una copa, vale? perdona, ¿me pones un torres diez en copa grande? mis hijas ya no me hablan porque dicen que soy un perdido, aunque la pequeña pasa a escondidas de su madre por casa a prepararme algún que otro cocido, y pasar un poco el mocho. ¿te importa que eche esta calderilla al tragaperras mientras hablamos? es que es un vicio. total que ahora busco novia, que me quiera y esas cosas, sabes?.....te vas? a la farmacia? ah vale, te espero aquí en la máquina. antes de que te vayas, ¿me das fuego?
miércoles, 25 de junio de 2008
El arte de vender un producto...
... empieza por lo que ofreces en el exterior, por la manera en la que seduces a tu cliente para que no entienda cómo ha podido vivir su vida antes de conocer aquello que tú le ofreces. La capacidad de hacerte imprescindible.
Pues eso me ha pasado.
No entiendo cómo he podido sobrevivir hasta el día de hoy sin conocer antes a:
... a:
... y a:
Pues eso me ha pasado.
No entiendo cómo he podido sobrevivir hasta el día de hoy sin conocer antes a:
... a:
... y a:
lunes, 23 de junio de 2008
Lo bello y difícil
"De todo ello se deduce lo que, sin duda, constituye
la verdad última del puzzle: a pesar de las
apariencias, no se trata de un juego solitario: cada
gesto que hace el jugador del puzzle ha sido hecho
antes por el creador del mismo; cada pieza que coge y
vuelve a coger, que examina, que acaricia, cada
combinación que prueba y vuelve a probar de nuevo,
cada tanteo, cada intuición, cada esperanza, cada
desilusión han sido decididos, calculados, estudiados
por el otro".
George Perec: La vida, instrucciones de uso.
No es falta de interés.
No es vagancia.
No es saturación.
No es alevosía.
Ni nocturnidad, claro que no.
No es hambre, sueño, laxitud.
Es el listón. (Que no es superlativo, no, no lo es),
es una presión de madera vetada que llevo por encima
de la cabeza a todas horas, a todas partes, a medida
que avanzo o retrocedo o salto de caballo.
Me devano, me retuerzo, me escarbo y no hay. ¿Qué
estoy buscando?
Algo tan simple como lo bello y pequeño que a lo largo
de mi vida me ha asombrado, me ha paralizado, el
síndrome de Stendhal.
Para darte un poquito. Para por fin darte un poquito.
Y ese por fin se refiere a todas las veces en las que
no ha habido nadie, sólo yo aunque estuviese
acompañada, y ese nadie no entiende y ese acompañada
no sirve. Porque Stendhal estaba allí y lo entendía y
era alguien.
Y descubro mi referente más cercano, más nítido y más
real, en los escalofríos, los nervios, los sudores de
las últimas páginas del dueño del fragmento
anteriormente citado.
No encuentro lo que busco porque ha salido de mi
cabeza o está debajo de un montón de canciones del
verano, cotilleos varios, sesiones de sexo, botellas
de ron.
Debajo de la vida que me toca últimamente que ha
apartado tan fácil esa otra que he amasado con mimo
gracias a personas como tú. Y qué triste ahora mismo.
Y qué lógico un jueves noche.
Y que no sé si me explico. Yo desde luego, no me
entiendo.
la verdad última del puzzle: a pesar de las
apariencias, no se trata de un juego solitario: cada
gesto que hace el jugador del puzzle ha sido hecho
antes por el creador del mismo; cada pieza que coge y
vuelve a coger, que examina, que acaricia, cada
combinación que prueba y vuelve a probar de nuevo,
cada tanteo, cada intuición, cada esperanza, cada
desilusión han sido decididos, calculados, estudiados
por el otro".
George Perec: La vida, instrucciones de uso.
No es falta de interés.
No es vagancia.
No es saturación.
No es alevosía.
Ni nocturnidad, claro que no.
No es hambre, sueño, laxitud.
Es el listón. (Que no es superlativo, no, no lo es),
es una presión de madera vetada que llevo por encima
de la cabeza a todas horas, a todas partes, a medida
que avanzo o retrocedo o salto de caballo.
Me devano, me retuerzo, me escarbo y no hay. ¿Qué
estoy buscando?
Algo tan simple como lo bello y pequeño que a lo largo
de mi vida me ha asombrado, me ha paralizado, el
síndrome de Stendhal.
Para darte un poquito. Para por fin darte un poquito.
Y ese por fin se refiere a todas las veces en las que
no ha habido nadie, sólo yo aunque estuviese
acompañada, y ese nadie no entiende y ese acompañada
no sirve. Porque Stendhal estaba allí y lo entendía y
era alguien.
Y descubro mi referente más cercano, más nítido y más
real, en los escalofríos, los nervios, los sudores de
las últimas páginas del dueño del fragmento
anteriormente citado.
No encuentro lo que busco porque ha salido de mi
cabeza o está debajo de un montón de canciones del
verano, cotilleos varios, sesiones de sexo, botellas
de ron.
Debajo de la vida que me toca últimamente que ha
apartado tan fácil esa otra que he amasado con mimo
gracias a personas como tú. Y qué triste ahora mismo.
Y qué lógico un jueves noche.
Y que no sé si me explico. Yo desde luego, no me
entiendo.
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domingo, 22 de junio de 2008
Besos golpe, miradas rasguño y aliento garabato...
Torpe que soy se me caen las palabritas y solo te puedo hacer llegar mis manos como quien envía cartas luminosas de paisajes y amapolas y nostalgias. Me prendo de tu brazo yo pequeño niño que da cortos pasitos, y me choco con todo lo que no eres tú porque lo que no eres tú me pierde me asusta me engaña. Me agarro con mi dedo meñique a tu alma meñique y paseamos nuestro amor barquito de papel por los regueros de los bordes de las aceras y lo salvamos de la alcantarilla a apenas dos palmos y reímos como si no supiéramos que siempre son dos palmos los que nos salvan y separan del desastre. Yo te acaricio como si tuviera las manos envueltas en trapos mojados, qué torpe que soy que te doy besos golpe y miradas rasguño y aliento garabato. Te acaricio niño inexperto aunque no esté en edad de ser inculto de mujeres que pretenden. Me traiciona mi tonto caballo a galope corazón y después de un beso golpe me falta mi aire que te he dado y no he querido respirar más por si te da por irte, para qué un más. Te miro a tus ojos de pestañas estambres y gestos pistilos y me mareo y busco despistar mi peonza compostura descolgándome más abajo justo en el sitio entre tu labio amanece y tu labio atardece. Pero no sé hacer eso de quedarme donde estoy cuando me pierdo y al mirarte me pierdo y voy hacia ti por más que meta piedritas en los bolsillos o me ate alrededor cordeles de cometa. Me pierdo a tu boca faro para náufragos y cierro mis ventanucos luciérnaga solo para ti hasta que pasas y llega la mañana y la luz y siento que te vas de mi lado como una marea que baja y que se entretiene de arenas entre unas piernas y no se agarra no se agarra se escapa dejando un alga coloreada de cascabeles entre tu dedo índice y tu palma mojada. Te vas por eso luego me lastimo con esta vida esquina y me luzco por la calle y me paseo un poco como viejo capitel escombro ignorando su ruina. Pongo un pie delante y otro atrás y llamo andar a esa forma de fugarse de mis pies espantapájaro. Me acurruco en el banco de un parque a practicar intemperie y espero espero espero por si llegas. Tal vez cuando vengas con tus dedos llamita y me crepiten en el lomo tus manos mariposa sonría y ría con boca de niño que nunca supo de la existencia de la mentira.
jueves, 19 de junio de 2008
Música es todo lo que no es música
Trato de explicar el título, que así puesto parece una manera de soliviantar al personal porque sí.
Lo primero que debo explicar sobre el título es que es una manera de soliviantar al personal porque sí.
Lo segundo, la reflexión a la que llegué tras ver el vídeo que embebo en la entrada, el cual muestra a un grupo de robots, The trons, tocando música. A parte de que impresione, al menos en una primera impresión, el camino hacia el robot en el que andamos sin darnos cuenta, la parte de trecho que llevamos avanzada y el destino Asimov al que paso a paso vamos llegando, el sonido no acaba de ser, ni de estar. Es música y no lo es.
Música no es hacer sonar la partitura de cumplido modo, que también. Música es lo otro, lo demás. Que el guitarra emplee un newton más de fuerza en el do bemol del punteo porque le duele especialmente esa nota ahí. Que el batería llegue tarde un microsegundo con un swing que movería las caderas de la Cibeles. Lo que viene siendo la humanidad de una interpretación...
¿Esa humanidad musical podrá ser imitada algún día?
(que no se entienda como crítica al grupo, que el guitarra Lámparo me parece de lo más salado)
Vía ilustrae.
Lo primero que debo explicar sobre el título es que es una manera de soliviantar al personal porque sí.
Lo segundo, la reflexión a la que llegué tras ver el vídeo que embebo en la entrada, el cual muestra a un grupo de robots, The trons, tocando música. A parte de que impresione, al menos en una primera impresión, el camino hacia el robot en el que andamos sin darnos cuenta, la parte de trecho que llevamos avanzada y el destino Asimov al que paso a paso vamos llegando, el sonido no acaba de ser, ni de estar. Es música y no lo es.
Música no es hacer sonar la partitura de cumplido modo, que también. Música es lo otro, lo demás. Que el guitarra emplee un newton más de fuerza en el do bemol del punteo porque le duele especialmente esa nota ahí. Que el batería llegue tarde un microsegundo con un swing que movería las caderas de la Cibeles. Lo que viene siendo la humanidad de una interpretación...
¿Esa humanidad musical podrá ser imitada algún día?
(que no se entienda como crítica al grupo, que el guitarra Lámparo me parece de lo más salado)
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martes, 17 de junio de 2008
Micropena
Se habló del todo, se expuso. Y todos fueron conscientes: iba al matadero.
No era la carne, era el carnicero.
lunes, 16 de junio de 2008
Te llamas Ernesto Corona
Te llamas Ernesto Corona, y aunque no lo sabes, estás muerto.
Existen algunos detalles significativos.
Ninguna pelota de goma te golpea cuando estás en un parque con niños.
Ningún nombre de hombre o mujer se te viene a la cabeza al despertarte.
No te conmueve el olor a pan recién hecho.
Has olvidado la tabla del 8.
No recuerdas el nombre de uno de los mosqueteros.
No tarareas la música de ningún bolero.
No saltas las rayas blancas en los pasos de cebra.
No respetas la fragilidad de un camino de hormigas.
El tacto de la duna de playa te resulta algo antipático.
No sonríes, si no hay motivo.
No tienes memoria de la última vez que te sorprendió un color del atardecer.
Nunca te descubres viendo dibujos animados.
No anhelas saltar en los charcos.
No gustas de pasear descalzo por la hierba mojada.
No hay aroma que te despierte la memoria.
Hace tiempo que no sientes frío.
Opinas que el barro mancha.
No lloras.
Tus calcetines, siempre del mismo par.
Crees que la lluvia sólo moja.
No sabes la fecha exacta de tu primer beso.
No miras al cielo por las noches.
No tienes bar de la esquina.
Organizas los viajes.
Te molesta el viento.
Las tormentas no te excitan.
Cierras los ojos sólo cuando vas a dormir.
Pelas las naranjas con cuchillo.
Bajas las escaleras de una en una.
No te ilusiona tener cartas en el buzón.
No te acuestas sobre la cama si está deshecha.
No recuerdas si eras bueno a las canicas.
Olvidaste montar en bici…
Sonríes.
Tienes motivos.
Sé lo que estás pensando.
No existe tanta diferencia entre tú, un muerto, y ellos, los vivos.
En eso consiste el trato.
Esa es la ceremonia.
Ahora te vas a acercar a esa chica que conoces de la oficina.
Y le vas a decir:
“Te llamas Julia Codina, y aunque no lo sabes, estás muerta.”
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Preocupación
Tengo comprobado que soy más lento abriendo la boca y sacando la lengua que escribiendo dos puntos pe mayúscula.
:P
:P
viernes, 13 de junio de 2008
oyeur
Quiero convertirme en un banco de madera. Que pongan sus culos en mi espalda y ser un "oyeur"
Quiero enterarme de tu primer te quiero, oír las preguntas que te haces en voz alta y que no sabes responder.
Me encantará escuchar la conversación de las canguros, de las putas, de las adolescentes pre-menstruales, de los abuelos que salen al sol. De los rapados, del ejecutivo asfixiado, de los perdidos en la ciudad.
Oír el suspiro del que se sienta a mirar las nubes. Del que lee en voz alta, del que fuma en silencio un domingo por la mañana, del que se alegra por reencontrar otra medida del tiempo.
En poco tiempo habré hecho amistad con las palomas, estaré roído por la lluvia, tendré corazones grabados en mi lomo, y posiblemente las hormigas me habrán perdido el respeto.
Pero me dará igual, ya no me preguntaré qué hice mal, ni bien. ¿qué se podrá decir que ya no sepa?
jueves, 12 de junio de 2008
El sustento
Como un perro sin cadena al parque
se escapan mis manos a ti. Y no hay gobierno que valga.
Extiendo los brazos de dentro. Experimento ganas de despegar los vuelos. Y es importante no mirarse los pies de dentro.
Me repito nuevo. Me nazco. Me paro. Doy una cierta luz.
Guío mis brazos. Es importante ir a favor con el viento. Todo lo demás es nada y nadas nos sobran.
Miro el teléfono para ver tu voz. Miope de oído, nunca lo he sentido tanto. Pierdo una palabra y pierdo mucho.
Pierdo un hilo de voz y pierdo todo. Afortunadamente escribes alto y claro.
Muy afortunademente tú.
Es fácil entenderse cuando se calla el mismo idioma. Y se mastica el mismo hambre. Y los besos abren la boca del estómago.
Y besas que alimentas.
se escapan mis manos a ti. Y no hay gobierno que valga.
Extiendo los brazos de dentro. Experimento ganas de despegar los vuelos. Y es importante no mirarse los pies de dentro.
Me repito nuevo. Me nazco. Me paro. Doy una cierta luz.
Guío mis brazos. Es importante ir a favor con el viento. Todo lo demás es nada y nadas nos sobran.
Miro el teléfono para ver tu voz. Miope de oído, nunca lo he sentido tanto. Pierdo una palabra y pierdo mucho.
Pierdo un hilo de voz y pierdo todo. Afortunadamente escribes alto y claro.
Muy afortunademente tú.
Es fácil entenderse cuando se calla el mismo idioma. Y se mastica el mismo hambre. Y los besos abren la boca del estómago.
Y besas que alimentas.
lunes, 9 de junio de 2008
Una imagen vale más...
Alrededor
A veces hablo conmigo.
Y te escucho.
Miro hacia la derecha en este caso,
o hacia la izquierda indiscriminadamente,
construyo cara de hacerme el interesante. Pienso nada.
Pero escucho. Me escucho. Y a ti.
Emprendo un discurso monocorde en clave de sí bemol.
No pasa nada y pasa todo.
Hago espacio en el mundo mío. Tu hueco desde el fondo del almario.
Me pregunto a tus oidos.
Me respondo con tu voz armada en son de paz.
Intercambiamos ojos. Manos. El calor.
Guapo porque dices guapo. Y tu voz.
Me armo a tu alrededor.
Y la calma.
Y te escucho.
Miro hacia la derecha en este caso,
o hacia la izquierda indiscriminadamente,
construyo cara de hacerme el interesante. Pienso nada.
Pero escucho. Me escucho. Y a ti.
Emprendo un discurso monocorde en clave de sí bemol.
No pasa nada y pasa todo.
Hago espacio en el mundo mío. Tu hueco desde el fondo del almario.
Me pregunto a tus oidos.
Me respondo con tu voz armada en son de paz.
Intercambiamos ojos. Manos. El calor.
Guapo porque dices guapo. Y tu voz.
Me armo a tu alrededor.
Y la calma.
jueves, 5 de junio de 2008
Elogio de la ternura
Esta mañana me levanté y yo no estaba allí.
Las sábanas guardaban mi forma, más celosas de mí de lo que ha sido nunca ninguna mujer.
Yo era el molde de mi cama.
La luz ejercía palidez con la elegancia habitual. Y en la pared mi sombra parecía ausente, pero sana.
Fuera, los ruidos que definen una mañana cualquiera y única.
Un cuadro mirándome distinto, como todos los cuadros que lo son.
Leves partículas de polvo que pesan más que yo.
Zapatos, pantalones arrugados, camisa por los suelos.
En la habitación reina el desasosiego precioso de una noche con encuentros.
Calcetines y calzoncillos en la esquina designada como “no me apetece ir al cesto del baño”. Aunque el número de prendas delata que han sido varias esas noches.
El libro con la página marcada en la palabra intacta del sueño, antesdeayer tarde, cuando mis párpados se desvincularon de mi cerebro.
La almohada, en el suelo, como en las buenas noches.
El despertador perfecto porque no hay tal.
Todo.
Pero yo no.
Todo existía pese a mí.
Intento hacer memoria de mi inexistencia.
Por qué yo no.
Ayer noche.
Te me apareces al instante.
Me inunda esa memoria certera tras los besos.
Ayer, tu cuerpo de harina se deshizo entre mis manos.
Ayer, tu aliento de campana me dejó incapaz para la vida.
Ayer, tus dedos zeppelines me volaron allá tan lejos de mí.
Rememoro la noche con afán de coleccionista.
Reinventé mis labios para ella, y fui osamenta de sus brasas.
Traté su piel como un papiro antiguo.
Parecía haber nacido de mis manos.
Algo extraordinario e inabarcable.
Un viento preñado. Una tormenta encubierta.
Me toco la cara.
Tengo el rostro tirante y el cuello enrojecido.
Esas mañanas después del amor, uno tiene textura de arena de playa.
Una arcilla minúscula.
Pero todo empezó antes.
Una cena
Le serví la copa de vino.
Lo justo para que me mire más guapo de lo que soy.
Comí discretamente sus risas para no asustarla.
Tan bonita era que me asaltaban vocablos hermosos y desconocidos mientras charlábamos.
Dije remembranzas en vez de recuerdos.
Dije hogaño en lugar de hoy día.
Dije destello. Y perenne. No sé. Palabras raras.
Hice, en suma, un tierno ridículo, que viene siendo una buena definición del juego del amor.
La música se me hizo eterna porque no estaba a su altura.
Sus ojos, mediada la noche, eran ya chimenea…
Creo que fui yo el que se decidió por pretender su peso encima de mí.
Y creo que fue ella quien me dejó pretenderlo.
Prescindí de su ropa a y ella hizo de la mía una verdad algo superflua.
Y ya tus labios con un galope lejano.
Y mi beso mínimo de no abarcarte.
Y tu caricia de saliva incalculable.
Yo, contemplé tu cuerpo
Yo, que tengo la ternura agostada de tanto renegar de ella.
Que soy incapaz de distinguir entre lo que creo y lo que destruyo.
Yo, que lloro como un crío ante las cosas bellas.
Yo estuve allí.
Yo creé el fuego.
Inventé la ternura.
Rehice el nudo.
Y te abracé tanto, amor…
Y creo que eso fue lo que pasó.
Que juntos conseguimos hacer un sinónimo de la noche.
E inventamos el sonido de una lluvia.
Y nos quedamos como quien oye llover.
Escuchando con mucho cuidado, despiertos.
Te metiste en el dobladillo de mi pantalón.
Descubriste el bolsillo secreto de un crío.
Sus tesoritos.
Me robaste las canicas.
Me perdiste los cromos.
Y ahora nada tiene sentido.
Y ya no te espero, aunque te vaya a esperar.
Porque hay caminos que en los que no se puede dar la vuelta.
Y tú eres el mío.
Me declaraste fuego.
Incendio de mí.
Hoy me levanto y mis pies son cadáveres de ballenas.
Y creo que no me importa demasiado.
Ni tan siquiera me importa no estar yo aquí.
Qué sentido tendría, si el problema es otro.
Si el problema es que esta mañana me levanté y tú no estabas allí.
martes, 3 de junio de 2008
Y el cariño
¿Quién quiere hijosdeputa cuando tiene amigos?
:)
:)
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Recreaciones propias
Perro ladra, que es mucho contento
Perro ladra, que es mucho contento.
Perro nace cuando tiene un mes, porque los perros nacen cuando los regalan a niños.
Perro es nacido a un niño de tres años que perro ya quiere.
En cuanto ve, Perro quiere.
Perro quiere mucho.
No sabe ladrar, Perro, así que abre hocico y cierra.
Perro afónico.
Perro es bonito de pequeño. Pelambre oscura. Perro suave.
Salta sobre patitas que no sostienen.
Mueve eso de atrás con pelos, para todas partes.
Perro mueve cola porque es mucho contento.
Perro y Niño andan todo el día a la par.
Perro muerde las manitas de niño, pero poco.
Niño achucha fuertemente a Perro, pero mucho.
Perro lame lame lame y no gasta a Niño.
A Niño no molesta baba.
Perro y Niño corren de a dos.
Perro corre poco para que Niño no separe mucho.
Niño corre mucho para que Perro no separe ni un poco.
Perro duerme junto niño.
Perro acurruca, que es mucho contento.
Niño pasa a Chico.
Perro ya ladra fuerte y patas sostienen.
Perro no tan bonito como bebé perro.
Pero Perro y Chico ya pueden volver a casa cuando es Noche.
Chico juega con amigos y perro.
Perro ladra a quien no gusta para amigo.
Chico corre mucho, y aunque Perro más, Perro deja coger.
Perro duerme a los pies de Chico.
Perro vela sueño Chico, y siente mucho contento.
Chico pasa a Chaval.
Perro pasa a perro a veces cansa.
Chaval cambia voz.
Perro ladra menos ya.
Chaval sólo ve a Perro por la noche, fastidia sacar.
Perro vive en puerta esperando Chaval.
Cuando ve, ladra mucho contento.
Cuando no, espera espera espera.
Chaval no sabe juegos con Perro, solo lleva correa.
Perro corre poco, patitas con duele.
Perro mira con ojos cansado a Chaval y ve contento.
Entonces Perro contento, sin ladro.
Tiempo pasa mientras perro duerme en pasillo.
Chaval quiere habitación para sí.
Mamá Chaval saca a Perro, que anda poco pero ve mucho.
Una noche Perro ve Chaval juntando labios con Chica.
Y ve chispas en ojos Chaval como cuando niño con Perro.
Perro entiende, y busca calor en piernas Mamá Chaval.
Perro, durante noche, abre puerta cuarto chaval.
Perro acurruca a pies Chaval y lame despacio.
Chaval estira mano, acaricia pelambre Perro.
Perro siente duele de tanto quiere.
Perro cansado, con mucho contento, se deja ir.
domingo, 1 de junio de 2008
Milímetro
Si te puede ayudar un milímetro no tengo nada mejor que hacer que coger el coche, ir a ti, darte un abrazo no de los míos sino de los para ti, y volverme a mí.
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