Ocurre con cierta frecuencia que me descubro situado uno en la sociedad. Sociedad anónima. Sociedad laboral. Sociedad limitada.
Hago por desintegrarme y lo consigo.
Camino los pensamientos al lugar exacto en el que afirmar que no sabes dónde estás. Y que además no te importa.
Juego con las monedas del bolsillo. Con la tapa de un bolígrafo. Percuto las manos en la mesa marcando el contratiempo.
Juego al escondite.
Escondo la cabeza en los pliegues del día. Como un avestruz y encima tonto.
Cuando la gente habla no tengo mucho que decir.
Conozco a bulto vidas que no quiero. Uso el respeto. La lejanía. La memoria.
Me enzarzo con el sastre de los trajes grises.
Me gustan las sillas en los portales buscando la fresca, el relente. El aire.
El otro.
Miro. Fotografío en blanco y negro sensaciones. Mis maestros criticaban mi escasez de palabras. Lo llamaban síntesis.
Y todavía que no aprendo.
A veces pienso que un poema es un resumen de uno mismo.
Vuelvo del mercado con las bolsas ligeras.
Compro al pormenor.
lunes, 21 de julio de 2008
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5 comentarios:
Me has dejado boquiabierta con la publicacion,me siento muy identificada con muxas cosas.
te felicito
un saludo
me ha encantado esa idea de que el poema es un resumen de uno mismo. llevo pensándolo un rato...
me gusta que lo que leo me haga pensar además de sentir.
un beso!
Precioso, me he sentido identificada con algunas frases.
Eso te pasa porque eres un "detallista" y compras al "detalle".
Qué humor...
Me encanta... la silentez, la quiedumbre, la nádesis, la discretencia perfectante.
Un poema es un latigazo a la memoria compartida.
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